Crossfit para todos
Estoy convencida que algunos cuando habéis leído la palabra “Crossfit”, habéis pensado que es muy duro, que no es para vosotros, que no estáis en forma para hacerlo, o incluso alguno no sabrá lo que es. Aunque hoy en día, este deporte ya está en las primeras páginas de las revistas en papel e interactivas más leídas. Así que vayamos por pasos.
¿Cómo nació el Crossfit?
En 1974 al sur de California un estudiante universitario de 18 años llamado Greg Glassman, consigue su primera sesión de entrenamiento de gimnasia en la YWCA. Al trabajar con los atletas en varios gimnasios del sur de California, se da cuenta de que las rutinas de culturismo tradicionales eran ineficientes y no mejoran la condición física en relación con la cantidad de tiempo de formación dedicado, de esta manera decide centrarse en un programa de entrenamiento que hace hincapié en los variados movimientos funcionales realizados a alta intensidad.
En 1995 en Santa Cruz California, se abre el primer sitio oficial de entrenamiento de CrossFit y se convierte en el epicentro del movimiento. Greg Glassman empezó a usar la técnica para entrenar a policías en California. Posteriormente fue usado para el entrenamiento de marines, bomberos y militares norteamericanos. Hoy, Greg Glassman continúa a la cabeza del movimiento – con más de 2.700 Box de CrossFit afiliados a su lado.
¿Qué es el Crossfit?
La definición principal de Crossfit dice: “Movimiento funcional ejecutado de alta intensidad con constante variación y cambio”
Realmente una definición un tanto complicada de interpretar si nunca has hecho crossfit.
Los movimientos funcionales son aquellos basados en situaciones biomecánicas del día a día. Es decir, implican todos aquellos movimientos naturales que el ser humano debería ser capaz de hacer, como sentarse en la posición de cuclillas, tocarse la punta de los pies sin doblar las rodillas, saltar, mover tu propio peso corporal, etc… ¿Cuánta gente conoces que no es capaz de hacer la mayoría de estos movimientos naturales?
Nos acomodamos y buscamos las elecciones aparentemente más simples. Ir al gimnasio a sentarnos frente a maquinas guiadas que en algunos casos todavía nos limitan más nuestros movimientos. Y con esto, no digo que el gimnasio sea malo, obviamente tiene sus ventajas también. Pero es importante comprender que ya tenemos una rutina con demasiadas facilidades (vemos la tv sentados en el sofá, las sillas y el WC cómodamente a alturas que nos suponen ningún esfuerzo, estamos sentados frente al ordenador con la espalda curvada muchas horas, cuando algo se nos cae al suelo nos agachamos de forma incorrecta…) como para seguir limitándola con movimientos exclusivamente analíticos.
En Crossfit cuándo hablamos de alta intensidad no nos referimos a que si no eres capaz de cargarte 100 kg en la barra el primer día no te dejaremos entrar. En absoluto tiene ese significado. Hay muchas formas de trabajar en alta intensidad, pero lo primero que debes entender es que cada persona tiene su límite y que ese límite irá variando a copia de ir sumando días de entrenamiento. No todos partimos desde el mismo punto, pero sin embargo podemos entrenar juntos el mismo entrenamiento.
Por ejemplo, si en un entrenamiento de 10’ hay que hacer máximas rondas de:
- 100 metros de carrera
- 10 pesos muertos
- 15 flexiones
Tú primer día igual haces 3 rondas y otro compañero tuyo hace 4. Es obvio que tu habrás trabajado a tu más alta intensidad posible para poder terminar el entrenamiento. Y tu compañero habrá trabajado a su máxima intensidad también.
Otra forma de aumentar la intensidad es usando más peso en la barra e intentar mantener las rondas. Hay muchas formas de ir logrando intensidad en los entrenamientos, pero como veis eso dependerá de la forma física de cada persona.
Decimos que el Crossfit es variado, y así es. No damos lugar al aburrimiento ni a la rutina. Existen tantos ejercicios, tantas combinaciones y tanta variedad, que nunca repetimos un mismo entrenamiento de forma consciente. Aunque sea tan variado, eso no significa que no vayas a aprender los movimientos. Esto es lo primero que aprenderás.
¿Te animas a probarlo?
Pon el entrenamiento funcional en tu día a día!