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Consejos sobre suplementos

Efectos secundarios de la creatina en la sexualidad

El uso de suplementos en el mundo del fitness ha experimentado un crecimiento importante debido a su capacidad para optimizar el esfuerzo físico invertido.

Las horas de entrenamiento y la disciplina con la que nos sometemos a las rutinas deportivas obtienen ahora un mejor resultado si se acompañan de suplementos que ayuden a incrementar la fuerza y la energía o faciliten la recuperación.

La creatina es uno de estos aliados que se enmarcan en el proceso de optimización deportiva.

Mejora tanto el rendimiento como la fuerza y se antoja como un complemento ideal, especialmente en deportes de potencia donde imperan los esfuerzos de alta intensidad menores a 30 segundos de duración y las repeticiones explosivas. Es decir: sprints, saltos o ejercicios de musculación. En todas estas modalidades, la creatina ofrece un diferencial.

¿De qué se compone la creatina?

¿De qué se compone la creatina?

Se trata de un compuesto natural formado por aminoácidos como la glicina, metionina y arginina, que también producimos de forma natural en nuestro organismo en cantidades más pequeñas. El resto se obtiene a partir de alimentos como la carne roja, el pescado (arenque, salmón o atún) y, en menor medida, en huevos y lácteos.

La creatina ayuda a regenerar un compuesto llamado trifosfato de adenosina (ATP), que transporta energía a las células.

Este proceso puede contribuir, de forma indirecta, a que el músculo tenga más energía para acometer más repeticiones y, por lo tanto, que acabe creciendo más rápido tras una ingesta adecuada en la fase de recuperación. Sin embargo, pese a sus beneficios, siempre surgen preguntas, dudas y algunas falsas creencias.

¿Qué relación hay entre la creatina y la sexualidad?

Ninguna, o al menos no hay evidencias científicas que así lo respalden, ni como beneficio sexual ni como efecto pernicioso.

Siempre que haya un consumo racional, bien orientado y guiado por profesionales, enmarcado en una vida de hábitos saludables que conjuguen una buena dieta y ejercicio saludable, no tiene por qué generar una interacción negativa en el sexo, al contrario de lo que se pueda pensar. Tampoco hay una correlación directa con la impotencia. En caso de disfunción eréctil, lo mejor es consultar con un profesional.

Por otro lado, se suele relacionar con algo positivo al aumentar los niveles de testosterona en un porcentaje aproximado al 25%, pero tampoco es algo concluyente.

Los únicos efectos secundarios que se pueden manifestar son en forma de aumento de peso debido a la acumulación de agua en los músculos. Al favorecer el crecimiento muscular y la retención de agua, la creatina puede intervenir en un aumento en la báscula. Otras derivadas pueden ser las apariciones leves de calambres, diarreas o malestar estomacal.

Consejos sobre uso de la creatina

Sería recomendable que un médico o nutricionista pudiera ajustar exactamente la dosis idónea de creatina teniendo en cuenta algunos parámetros como tu peso o altura. Sin embargo, se suele establecer la toma diaria de creatina en torno a 5 gramos, aunque puede haber una primera fase de carga con un consumo algo superior, pero es algo que podrá indicarse mejor por parte de un profesional.

La mejor tipología de creatina es la de monohidrato. Otra opción de calidad es apostar por el aislado de proteína de suero enriquecido con creatina como el Iso Whey Zero Black. Hay otros formatos de creatina que también pueden ayudarte en tu proceso de suplementación.

Siempre apuesta por productos de calidad, respeta la dosis, consume mucha agua, equilibra el complemento con una dieta saludable y ejercicio, y conoce tu estado de salud y requerimientos antes de iniciar un proceso así.

Lo ideal es tomar la creativa junto con carbohidratos o proteínas de cara a mejorar la absorción. También es importante considerar un tiempo de descanso cada cuatro o cinco meses, ya no solo de la creatina, sino de cualquier otra suplementación sostenida en el tiempo.

Los especialistas recomiendan un tiempo de no consumo para que el organismo pueda volver a su tendencia de equilibrio orgánico y vital, y que no se acostumbre a que las aportaciones siempre procedan de una fuente externa.