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Planes de entrenamiento

Me duelen las piernas como si tuviera agujetas, ¿qué hago?

Te habrá pasado en primera persona o lo habrás oído, seguro: ‘Me duelen las piernas por dentro’ o ‘qué agujetas, no me puedo ni mover’. Son algunas de las consecuencias de someter al cuerpo a un ejercicio intenso. 

No tiene por qué implicar nada preocupante, si está vinculado con la actividad física. En caso de no haber un esfuerzo mediante, conviene ponerse en manos de profesionales para dilucidar la causa.

A partir de un ejercicio físico enérgico, es habitual que aparezcan las denominadas ‘agujetas’, entendidas como las roturas de las microfibras musculares. Es un mecanismo ideado por el organismo para que, una vez rotas, las fibras se puedan reparar haciéndose más fuertes. 

Estos pequeños pinchazos que aparecen en las extremidades pueden provocar sensación de cansancio, rigidez y dolor. Se pueden aliviar, se pueden combatir, pero no hay recetas infalibles para que desaparezcan por arte de magia.

Posibles causas del dolor de piernas

Vinculadas a la actividad física, hay distintas explicaciones: lesiones, sobrecargas, contracturas, carencias nutricionales o meras agujetas post entrenamiento. Cada situación tiene algún matiz distinto. 

La lesión suele producirse de forma seca e implica el abandono inmediato de la actividad. La contractura es una contracción involuntaria del músculo que puede aparecer debido a un gran esfuerzo realizado de manera inadecuada o un impacto en la zona sobrecargada.

En cuanto a las carencias nutricionales, la falta de calcio, magnesio, potasio o sodio podría exponer al cuerpo a más situaciones de tensión y calambres musculares. En estos parámetros, sería interesante apostar por algún multivitamínico que cubra nuestras necesidades. 

También podría ser beneficioso el apostar por algún suplemento dietético con colágeno, un producto que ayuda a prevenir lesiones. Los puedes encontrar en polvo o en forma líquida.

En caso de no haber esfuerzo de por medio, y siempre partiendo de la base de la necesidad de consultar con un especialista, habría que abrir el foco y contemplar causas como una mala circulación por culpa del sedentarismo u otra dolencia, crecimiento óseo, miositis (inflamación), fibromialgia o artrosis. Habría más explicaciones porque puede ser un síntoma recurrente de más situaciones, pero de entrada estas son las más comunes. 

¿Cuándo y cómo aparecen las agujetas?

Aparecen cuando se sobrecargan los músculos. Esta presión produce microdesgarros que serán sustituidos por tejidos más resistentes. Suelen hacer acto de presencia entre 12 y 72 horas después de una sesión de ejercicio. 

No tienen por qué aparecer solo tras una rutina exigente de gimnasio. Con el simple hecho de salir a correr, ya se está generando una carga directa sobre el tren inferior del cuerpo, encima acentuado si el pavimento sobre el que se corre amortigua los impactos de mejor o peor forma.

Una vez aparecen las agujetas, normalmente no antes de las 12 horas posteriores al esfuerzo, suelen cobrar intensidad para luego desaparecer de forma paulatina. La fórmula será sencilla: a más entreno, mejores rutinas, esfuerzos más graduales y mejor forma de abordar la recuperación, menos agujetas aparecerán y más rápido se marcharán. 

El cuerpo poco a poco se irá acostumbrando. Al principio, y más si no hay un hábito claro, es muy natural que existan

¿Qué hago con las agujetas?

Es importante no solo centrarse en el post ejercicio para combatir las tan molestas y habituales agujetas. En cada fase del proceso se pueden generar buenos hábitos para que no aparezcan con tanta fuerza y recurrencia.

  • Pre entreno: realizar un buen calentamiento que haga aumentar el flujo sanguíneo a los músculos implicados. Su incremento de temperatura prepara el cuerpo de cara al ejercicio, reduce el riesgo de lesiones y lo dota de una movilidad interesante para el posterior impacto.
  • Durante: mantener la hidratación en todo momento, ya no solo durante el desempeño de la actividad, y conocerse a uno mismo para no forzar la maquinaria hasta unos niveles que podamos pagar más adelante en forma de agujetas.
  • Post: aquí es clave reparar adecuadamente el tejido a partir de la ingesta de proteínas; un aislado de suero de calidad es la mejor opción. Y también de aminoácidos, que son los componentes estructurales de las proteínas.
  • Post 12h: seguir con la hidratación y, en la medida de lo posible, estar activo, moverse, pasear, estirar un poco y en definitiva sacudir el cuerpo para aumentar el flujo sanguíneo y acelerar el proceso de recuperación. También mejorará la sensación de dolor y rigidez a medida que el cuerpo se desentumece.

No podemos evitar la aparición de agujetas, pero sí ubicar de dónde vienen, qué ejercicio hemos hecho, calibrar la fuerza y progresión, e introducir una serie de buenos hábitos que nos permitan mitigar las molestias que puedan presentar con el paso de las horas.